Artículo escrito por Claudio Nazoa, el 18 de agosto de 2019, en El Nacional.
Mencionar el nombre de Renny Ottolina en Venezuela es hacer referencia a un venezolano íntegro, inteligente y maravilloso que vivió en nuestro país.
Lamentablemente, como pasa muchas veces cuando la gente valiosa muere, la indiferencia de quienes les sobrevivimos y el paso del tiempo hacen que su legado y su nombre desaparezcan entre las nuevas generaciones y tenemos la sensación de que no supimos valorarlas en vida. Así ocurre con algunos venezolanos insignes a quienes los jóvenes de hoy poco conocen. Hay excepciones como Andrés Eloy Blanco y Aquiles Nazoa, quienes son recordados por los venezolanos que viven y recitan sus poemas.
Triste es que escritores de la altura de Rómulo Gallegos, Teresa de la Parra, Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva sean poco estudiados en las escuelas, liceos o universidades. Imperdonable, sobre todo en estas últimas, pues en las escuelas de Letras muy rara vez analizan a estos gigantes de la escritura y la poesía. Incluso, se ha llegado a minimizar la importancia de poetas como Aquiles y Andrés Eloy, quienes, tristemente, son casi ignorados.
Pero hoy no es un día para quejas ni tristezas, es de júbilo, alegría y orgullo porque hablaremos de un trabajo único y perfecto. Ojo, que quede claro que aunque parezca exagerado, eso de único y perfecto no me queda más que reiterarlo y reafirmarlo: el montaje de Renny Presente es, sencillamente, único y perfecto.
El apuesto y versátil actor Daniel Jiménez esta vez no hizo nada. Él no interpreta a Renny. No. Renny se apoderó de su alma y lo convirtió en un monstruo que da miedo, porque sencillamente Daniel Jiménez con su actuación ha demostrado en cuerpo vivo que la reencarnación existe. Sí, estoy diciendo que él no actúa, Renny ha revivido y está entre nosotros. Renny lo ha poseído, así cualquiera triunfa, pero lo mejor es que a nuestro amigo Daniel nadie quiere hacerle el exorcismo.
Esta es una obra extraña porque no hay libreto, es Renny Ottolina resucitado, sacudiéndonos con su talento y dejándonos sin respiración durante todo este espectáculo histórico. Repito, ¡la vaina da miedo!, no vayan a verla porque no van a poder dormir.
Juan Carlos Ogando ha sido el director de este extraordinario Frankenstein y ha logrado, de manera amena y magistral, colocar sobre las tablas el discurso de este venezolano insigne. Un discurso antiguo pero absolutamente moderno e ingenioso.
Renny Ottolina era un visionario. Tenía clarísimo el presente que vivió y el futuro de lo que podría ser nuestro país. Renny Ottolina no era un profeta, no era un político, fue más que un locutor, era un apasionado amante de esta tierra que recorrió y mostró con amor hasta en sus más recónditos rincones. Vivió tan solo 49 años, pero fueron años de pasión efervescente por la radio, la televisión, el espectáculo y sobre todo por Venezuela. Renny le dio sentido real a la trillada frase del amor a la patria. Era, claramente, un fanático de todo lo que oliera a progreso. Renny fue un hombre del futuro atrapado en el siglo XX, un genio de la eternidad, una especie de Julio Verne capaz de imaginar cosas que aún no existían.
Así de maravilloso es este montaje. Pero como si el hecho de revivir a Renny fuera poco, aparece en escena, en vivo, una mujer que revive todos los días junto con el sol, única y espectacular, amiga y pupila de Renny llamada por él mismo “la Primerísima” Mirla Castellanos. Su explosiva aparición en escena, bella, voluptuosa, brillante, ataviada en un lujosísisimoooo vestido dorado, es la guinda perfecta para este espectáculo.
Mirla no solo canta sino que además la Primerísima, de primerísima mano, nos echa los cuentos que ella vivió junto a Renny. Por supuesto, no puedo dejar de nombrar a las bailarinas, las chicas del Show de Renny, dirigidas por el profesionalismo de la coreógrafa Angélica Escalona.
Increíble todo lo que he escrito y eso que todavía no he hablado de la mamá de este gran show, una productora venezolana quien nos tiene acostumbrados a que su sello de garantía es la excelencia. Si a alguien le da un infarto por la emoción de ver Renny Presente, le tendremos que echar el muerto a Jorgita Rodríguez, mujer innovadora y ardua trabajadora del teatro en Venezuela.
Jorgita es una araña que ha entrelazado el elucubrado y bien elaborado tejido de esta maravillosa telaraña que atrapa y mata, para luego, cual seductora viuda negra, devorarnos sin piedad como espectadores por la innegable calidad de tan portentoso espectáculo. Y lo peor no es eso, sino que Jorgita logra que uno muera feliz ante su talento femenino.
¡Gracias!
Mira aquí el artículo original, Renny ha resucitado.
Escritor • Humorista.
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