Reencuentro y rinomodelación
Hace 18 años conocí a mi querido Dr. Jorge León. Yo comenzaba con la Producción del proyecto teatral «Locas, trasnochadas y melancólicas», escrito por Indira Páez, dirigido por Dairo Piñeres e interpretado por mis amigas y maravillosas actrices Nohely Arteaga y Lourdes Valera (+).
Fui a visitarlo con la intención de que nos acompañase como patrocinante de la obra que apenas nacía. En la cita con este «posible cliente», me encontré con un ser humano espléndido que me recibió con amabilidad, habló de su admiración por quienes hacemos teatro y dijo, sin protocolo y con gran aprecio por nuestro oficio, «Sí» a la propuesta.
Desde entonces somos amigos. Mi Jorge querido es de esos afectos que siempre están; no importa el tiempo que transcurra entre uno u otro encuentro, si es una función de teatro, un café rapidito o un beso por su cumpleaños.
Jorge se convirtió en un médico fundamental para mi familia; cualquier duda o emergencia de mis hijos pasaba por una llamada a Jorge y él sugería qué hacer o a qué especialista acudir -si así fuera el caso-. Por supuesto en el qué hacer entrábamos mi belleza y yo: «esto sí, esto no lo necesitas porque estás bonita así, esto lo puedes considerar». Un médico absolutamente responsable con sus pacientes: él mismo aplica cada tratamiento.
Hace unos meses me escribió. Teníamos largo rato sin vernos. Me invitó a acercarme a su consultorio para «hacerme un cariñito en el rostro». Cuando un médico estético te propone eso es por dos razones: porque te quiere mucho y te vio un poco «maltratada por la vida» o porque TE QUIERE MUCHO y punto.
Así que fui hasta el nivel C1 del CCCT donde tiene su consulta (justo al lado de los ascensores).
Después del abrazo con las debidas medidas de bioseguridad, nos pusimos al día, le dimos calor a nuestra amistad, hablamos de todo, le conté de mi viaje, se comió el chocolate que le llevé y pasamos al tratamiento que me había ofrecido: un rellenito para el puente de mi nariz (rinomodelación con fillers de la que les cuento más abajo), y una aplicación de suero rico en plaquetas (que también les cuento después).
Esta foto con la mascarilla de uso obligatorio y responsable la tomamos ese día.
¿Qué tratamientos me realizó Jorge?
El primero fue la rinomodelación, un milagro instantáneo para cualquier nariz. Al corregir el caballete, la armonía del rostro se nota de inmediato; como él sabe lo fastidiosa que yo soy con lo que hagan en mi cara, me explicó que este es un tratamiento seguro, rápido -en 20 minutos estuve lista para seguir conversando.
Un procedimiento sencillo, ambulatorio y con una duración de un año. Infiltró un material de relleno en el puentecito de mi tabique (en mi caso fue ácido hialurónico) que es reabsorbible. No duele porque se aplica una cremita anestésica previamente.
El otro tratamiento (cariñito) fue el Plasma rico en plaquetas. Una maravilla de suero que se obtiene de nuestra propia sangre al someterla a un proceso de separación (centrifugado) de las plaquetas. Este suero contiene abundantes factores de crecimiento, sustancias que al infiltrarse llevan nutrientes que activan la regeneración celular y por ende le brindan una mejor calidad a la piel, menos flacidez, más luminosidad y lozanía y retrasa el envejecimiento. En resumen MENOS ARRUGAS.
La foto que le sigue a continuación recoge el momento preciso en el que Jorge posa detrás de mi ya muy hermosa nariz, ahora más derechita.
Pueden saber más de sus tratamientos siguiéndolo en sus redes o visitando su web bodylightcenter.com.
Productora teatral • Escritora • Locutora
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