En mi patio

Tengo un patio guardado aquí en mi pecho y cada vez que vuelvo a él, lo redescubro.

En mi patio los verdes son más verdes, van de oscuros a claros; los sonidos del día son tan distintos; el del gallo, el de la brisa, el de los grillos, el de la rama que cae sin aviso,  el del viento entre las hojas del caimito, el del carpintero en su faena, el de los sapos que invadieron el estanque cerca de la batea, el que trae el murmullo de la gente que camina del lado de afuera de la cerca, el de la voz de mi mamá, el del silencio de mi papá.

Mi patio es un lugar de maravillas: la altivez de las matas de plátano sucumbe ante la travesura de las ardillas que guardan almendrones robados entre sus cogollos; Mauricio se restriega en mis tobillos y luego corre a cuidar la cría de morrocoyes; los bachacos llevan en procesión la siembra de albahaca y mami lanza un rezongo y un ultimátum; las gallinas avisan que hay huevos para la comida; la lora Loly observa y grita porque nunca aprendió a hablar.

Centenares de pájaros van de la copa de un árbol a la otra, y en su vuelo o en su pausa, cantan, cantan y cantan… Yo llego a creer, soberbiamente, que lo hacen para mí y entonces cada trino es un recordatorio urgente, un tiempo presente,  y cada habitante es protagonista perfecto de esta puesta que hilvana mi memoria hasta llevarme al sitio donde se respira la felicidad:  mi niñez.

Mi patio está planteado de recuerdos; cada rincón me regala una parte de mi historia, y todas ellas al juntarse, abrazan mi alma. Es la vida…mi vida.

Jorgita Rodriguez

Productora teatral • Escritora • Locutora